20 de enero y el asilo político de Julián Assange

Este lunes, el presidente dijo que el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI), podía suplirse por una oficina en la Secretaría de la Función Pública (SFP). La idea no solo es grave por sus implicaciones, también es profundamente ignorante del proceso de construcción institucional en transparencia de este país. En México el acceso a la información es un derecho de los ciudadanos.

El INAI no puede ni debe supeditarse a una Secretaría dirigida por Irma Eréndira Sandoval que ha demostrado opacidad y servilismo a Andrés Manuel López Obrador. Tomó años construirlo, y ha sido un triunfo de muchos mexicanos cansados de que la información se les había negado o dado únicamente en partes durante mucho tiempo.

Esta es una prueba más de la evidente ignorancia del presidente y de quienes lo asesoran. Es un órgano constitucionalmente autónomo, no lo puede tocar. La retórica que se maneja en esta administración pretende erosionar y deshacer, todo lo que no está al alcance de su control.

Curiosamente, esta declaración es hecha después de que en días pasados se dieran a conocer los sueldos de varios colaboradores de canal 11, cuya característica principal es aplaudir todo lo que diga el presidente y descalificar cualquier crítica a su gobierno. Los sueldos de estos colaboradores llegan a ser hasta de un millón de pesos anuales. Esta información está, precisamente, en el portal del INAI.

Para desaparecer un organismo constitucional autónomo, tendría que darse una reforma constitucional donde el Congreso de la Unión, es decir, que ambas cámaras aprobaran dicha reforma con mayoría calificada (en Senado habría dificultad para lograrlo).

Irónicamente, durante la misma conferencia, el presidente anuncia que México le ofrece asilo político a Julián Assange el fundador de WikiLeaks, y con ello logra el doble propósito de poner elemento distractor en la agenda nacional y claramente incomodará a la administración de Joe Biden.

Assange, un australiano de 49 años, programador de computadoras de profesión y hacker por hobbie. Su gran logro fue el hackeo de importantes bases de datos del gobierno norteamericano y mostrarlas al mundo. Puso al descubierto y al alcance de cualquiera, videos del Ejército estadounidense, así como de los abusos del mismo en cárceles de Irak y Afganistán, durante las administraciones de George Bush hijo y Barack Obama.

En 2016, Assange ayudó a Trump a ganar publicando una serie de emails hackeados por Rusia de los servidores del partido demócrata y filtrando información a la campaña de Trump. Esto lo convierte en un enemigo declarado del partido Demócrata estadounidense y especialmente de Joe Biden.

En días pasados se dio la reforma a la Ley de Seguridad Nacional. Después, la iniciativa para que el Banxico se convierta básicamente en el medio perfecto para el lavado de dinero y especialmente de los dólares de dudosa reputación. Ya se tiene previsto un enfrentamiento entre la administración de AMLO y Biden por temas energéticos, uno de los puntales de la campaña que llevó al demócrata a aganara la presidencia.

Biden quiere reconfigurar el mapa energético de los Estados Unidos a partir de la utilización intensiva de las energías verdes y renovables, incluyendo vehículos, transportes e industrias. Estados Unido no sólo es el principal socio comercial de México (ahí van el 90 por ciento de nuestras exportaciones), es también un país al que estamos unidos por un estricto tratado comercial que tiene un capítulo energético que estamos violando con la estrategia de la actual administración (cancelación de energías limpias, regreso al carbón y el combustóleo, alejamiento del Acuerdo de París), algo poco importante con Trump pero que Biden no aceptará. Sin un cambio de 180 grados en este ámbito, la confrontación será inevitable. Pero se ve difícil que ese cambio se dé, porque el presidente López Obrador refleja en esa estrategia sus principales atavismos ideológicos.

Si sumamos la reforma a la Ley de Seguridad Nacional, más la pretendida reforma al Banco de México, más los temas energéticos y ahora la instrucción del presidente a ofrecer asilo político a un personaje non grato como Julián Assange ¿De qué tamaño ve la Cancillería la resaca que se le viene encima a la 4T con Biden que endurece ahora lo que debió haber endurecido para enfrentar a Trump? ¿No será qué, con esas evidentes provocaciones, esté preparando el terreno para que EU le quiera frenar los tacos, y pueda ungirse como víctima del “Imperio Yanqui” y el nuevo caudillo libertador de la región?

La relación México-Estados Unidos se vuelve de pronóstico reservado para este 2021. El 20 de enero con la toma de protesta de Biden llega un nuevo capítulo en la historia de la relación bilateral, esperemos que el bien común se impongan a las ideologías.