DÍA DE MUERTOS Y COVID-19
“Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”. Art. 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948). El 27 de octubre de 2020 se reportaron, de manera oficial, 643 defunciones por COVID-19, esto quiere decir que, aproximadamente, cada dos minutos un mexicano murió víctima del Coronavirus. Puesto de esta forma, quiere decir que cuando usted termine de leer esta columna, habrán muerto tres mexicanos más debido a este mortal virus.
La propaganda del Gobierno nos quiere hacer creer que las muertes por Coronavirus son parte del orden natural de las cosas, quieren normalicemos el hecho de que nuestros compatriotas mueran cada dos minutos a causa de un pésimo manejo de la pandemia.
Efectivamente, cada vez se escucha con mayor constancia el fallecimiento de alguien cercano, un vecino o un familiar. Esto no es normal. Si bien es cierto que por cultura los mexicanos somos indisciplinados, también es cierto que somo una cultura con el sentido común bien desarrollado, solamente necesitamos que nos digan las cosas como son realmente y actuaremos en consecuencia.
Si desde el principio se hubiera informado bien acerca de lo peligrosa y contagiosa que es esta enfermedad, no tendríamos al día de hoy más de 90,000 mexicanos muertos. Aun ya con esta realidad, el subsecretario López-Gatell insiste en que el uso del cubrebocas es un simple auxiliar, cuando se ha demostrado científicamente que su uso sí es decisivo para detener los contagios.
Ante la ausencia de un Gobierno que oriente de manera correcta a los mexicanos, es necesario que nosotros mismos como sociedad tomemos las medidas necesarias para proteger nuestras vidas y las de nuestros seres queridos. Tenemos que alentar la sana distancia y el uso del cubrebocas. Aquella persona que se niega a utilizar el cubrebocas argumentando que es su vida, habrá que recordarle que sus derechos terminan cuando empiezan los derechos de los demás. Todos tenemos derecho a la vida, todos debemos proteger la vida, sobre todo de las personas egoístas que por incomodidad o por mera vanidad se niegan a protegerse y ponen en riesgo a todas las personas a su alrededor.
Estamos en las fechas de la celebración del Día de Todos los Santos y el Día de Muertos. Estás celebraciones son de una tradición ancestral que nos hace estar orgullosos de ser mexicanos y de nuestra herencia cultural. Sin embargo, hay que ser prudentes en este año en particular, evitemos a toda costa visitar los panteones, que, aunque en algunas partes están completamente cerrados, no va a faltar quien se haga presente en las puertas y se hagan aglomeraciones tratando de ingresar a los panteones, o peor aún, haciendo de las calles aledañas una verbena popular.
El número de casos y de fallecimientos por COVID-19 ha estado aumentando muy rápidamente a nivel mundial. Hay que recordar que las grandes pandemias de pasado, como la gripe española de principios del siglo veinte, tuvo el mayor número de muertos en el rebrote, no en la primera oleada. Contrario a lo que digan las autoridades, en México no se ha salido de primera oleada y ya tenemos encima la segunda, que, según la historia de la humanidad, es la que cobra el mayor número de vidas.
Por sentido común, por sentido de supervivencia, evitemos las aglomeraciones en mercados y lugares públicos, utilicemos cubrebocas y sana distancia, evitemos las muy llamativas fiestas de Halloween. Es tiempo de ser prudentes, es tiempo de defender la vida, es tiempo de defender nuestro derecho a la vida. Mientras haya vida hay esperanza, ya llegaran los tiempos en que podamos visitar a nuestros familiares y amigos, ya llegaran los tiempos en que podamos llevarle flores y mariachis a quienes se nos adelantaron en el camino.
Podemos evitar más muertes, podemos evitar un mayor sufrimiento a las familias, tengamos el valor de defender nuestras vidas y el respeto por las vidas de los demás. En ese sentido, también hacer un llamado a los jóvenes, para que sean respetuosos de la salud de sus seres queridos, pues si bien es cierto que la mayoría de los jóvenes son asintomáticos, sí pueden contagiar a quienes les rodean y eventualmente provocar su muerte.
Si usted siente un compromiso moral por visitar en el panteón a algún ser querido, piense si a su ser querido le gustaría que usted arriesgara su salud y su vida por visitarlo en estas fechas, o si le aconsejaría que se quedara en casa y desde ahí se llevara a cabo la celebración del Día de Muertos.