Desde la medianoche del 1 de septiembre, representantes de pueblos originarios de Iztapalapa colocaron un marco floral en la entrada principal de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El arreglo representa los cuatro puntos cardinales y lleva la leyenda “Hacia una reconciliación de la Justicia con el Pueblo”, marcando el inicio de una jornada histórica.
A las 16:00 horas, en las instalaciones de la Corte, comenzó la ceremonia tradicional de entrega de bastones de mando a ocho de los nueve ministros electos. El ministro Arístides Guerrero no asistió debido a un accidente reciente del que se recupera satisfactoriamente.
La ceremonia inició con un ritual de purificación dirigido por autoridades tradicionales de diversos pueblos indígenas. Participaron Ernestina Ortiz Peña, médica tradicional del pueblo otomí; María de Lourdes Jiménez, del pueblo mixteco; Yolanda Bautista Hernández, del pueblo zapoteca; Mario de Jesús, caracolero del pueblo mazahua; y Ramón González Carrillo, marakame del pueblo wixarika.
El ritual siguió la tradición de invocación a los cuatro puntos cardinales. Los participantes se dirigieron hacia el este, “donde sale nuestro padre sol, la casa de la sabiduría, la fuerza, el entendimiento y el poder”. Posteriormente, giraron hacia el oeste, invocando a “la abuela luna, la casa de las mujeres guerreras, la casa de la oscuridad y el descanso”.
La ceremonia continuó hacia el norte, “la casa del conocimiento, de nuestros ancestros, donde viene el pensamiento y la sabiduría, las lluvias y los fuertes vientos”. Finalmente, se dirigieron al sur, “la casa del colibrí, la casa de la medicina, donde termina todo odio, resentimiento y enojo”.
Durante el ritual de purificación, las autoridades tradicionales invocaron a “madrecita Tonantzin” y al “gran Quetzalcóatl, gran dador de vida”. Los asistentes fueron invitados a conectarse espiritualmente y a solicitar perdón por “todo el daño causado a la madre tierra”.
Un momento destacado de la ceremonia fue la aparición natural de un colibrí durante la purificación de los bastones de mando. Según las autoridades tradicionales presentes, el colibrí “representa esperanza y justicia”, interpretándolo como “un buen augurio” para el ministro presidente y sus colegas.
El ministro presidente Hugo Aguilar Ortiz, de origen mixteco, fue especialmente coreado por los representantes de aproximadamente 70 comunidades indígenas presentes en el evento. En su mensaje, Aguilar expresó que la ceremonia “implica un compromiso con el pueblo, que implica no fallar al pueblo”.
El presidente de la Corte añadió que la incorporación de ceremonias tradicionales busca “mandar este mensaje de armonía y justicia” y solicitó “un voto de confianza” para “construir juntos el nuevo sistema de justicia”.
La ceremonia de consagración de bastones se había realizado previamente en el centro arqueológico de Cuicuilco desde muy temprano, donde se prepararon los objetos rituales antes de la entrega formal en la Suprema Corte.
El bastón del ministro presidente fue elaborado por un carpintero especializado con 45 años de experiencia, quien expresó su “satisfacción” por la oportunidad de crear el objeto para “una persona tan importante”.
Las autoridades tradicionales explicaron que el bastón de mando tiene referencias bíblicas para algunos pueblos, como la tribu yaqui, donde representa “la vara de Moisés que utilizó para salvar a los israelitas de la esclavitud de Egipto”.
Los ministros que recibieron bastones fueron Hugo Aguilar Ortiz, Loretta Ortiz Ahlf, Lenia Batres Guadarrama, Yasmín Esquivel Mossa, María Estela Ríos González, Giovanni Azael Figueroa Mejía, Irving Espinosa Betanzo y Sara Irene Herrerías Guerra.
La ceremonia se desarrolló con interpretación en cinco lenguas indígenas para facilitar la comprensión de las comunidades participantes. Posterior al evento, estaba programada música y baile en la explanada.
Fuente: N+