La tormenta Jerry y Raymond han desnudado con crudeza no sólo la vulnerabilidad del territorio poblano, especialmente en la Sierra Norte, sino también las fisuras políticas y administrativas que han existido bajo la superficie del discurso oficial.
En ese contexto, la visita de este domingo de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo a Huauchinango, el regaño público al alcalde Rogelio López Angulo, y su coordinación con el gobernador Alejandro Armenta Mier, ofrecen material no sólo para el análisis político, sino para preguntarnos qué entendemos por responsabilidad gubernamental.
Al mismo tiempo, la decisión de mantener clases en línea en 19 municipios para 159 mil 240 alumnos de educación básica, de acuerdo a Secretaría de Educación Pública (SEP) y en cinco campus de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), siendo los más afectados el de Huauchinango, Tetela de Ocampo y Venustiano Carranza, nos confronta a los desafíos del modelo educativo en territorios con desigualdad y peor aún, ante desastres naturales.
La visita presidencial: entre la expectativa y la exigencia
Que la presidenta del país llegara a las zonas de la catástrofe no es, por sí misma, mérito extraordinario, es obligación institucional. Pero esa presencia pública tiene el poder simbólico de reafirmar o erosionar la credibilidad del gobierno, según cómo se ejerza.
En Huauchinango, Sheinbaum Pardo escuchó el reclamo ciudadano de habitantes que manifestaron insatisfacción con la respuesta local y con la insuficiencia de apoyos.
En ese escenario, hizo algo que pocos mandatarios se atreven (o se permiten) hacer en público, darle “el coscorrón” al alcalde, Rogelio López Angulo, frente a sus habitantes, que son finalmente los que están sufriendo las consecuencias de la tormenta, por lo que la presidenta cuestionó la capacidad de acción municipal, la falta de resultados inmediatos y la indiferencia.
Esta postura puede interpretarse de dos maneras, como un ejercicio saludable de política o como una puesta en escena teatral para quedar bien ante los afectados.
Pero dandole el beneficio de la duda al ejercicio del poder, siempre con vigilancia crítica, esperamos todos que esa reprimenda no sea solo para la foto y la viralidad de las redes, sino para desencadenar acciones reales.
En paralelo, la coordinación con el gobernador, Alejandro Armenta ,
es significativa, porque es evidente la buena relación que tiene con el gobierno federal. Esta alianza sin duda, habilita recursos, articulaciones y apoyos directos, más allá de intereses partidistas, en este caso, de intereses de la ciudadanía.
Así que con la visita de la titular del ejecutivo nacional, la lección es clara; cuando una crisis se agrava, el poder no puede limitarse a mandar ayuda desde lejos.
Tienen que pisar la tierra, poner responsabilidad sobre los presidentes municipales, que son los más cercanos al problema, y hacer que los recursos lleguen sin intermediarios oscuros. Si el regaño al alcalde sirve para algo más que la escena pública y si despierta una reacción institucional, entonces habrá valido la pena la visita.
Clases en línea en la Sierra Norte: urgencia, desigualdad y el derecho a la educación
Mientras las autoridades intentan contener el desastre, la educación no puede detenerse completamente. En ese contexto, la SEP y la BUAP han optado por clases virtuales en sus campus del Complejo Regional Norte, siendo los más afectados, Huauchinango, Tetela de Ocampo y Venustiano Carranza, esto para dar continuidad académica.
Sin embargo, la decisión en este momento de emergencia pone en análisis las condiciones de los estudiantes, en el caso de la Benemérita, de once programas de licenciatura y tres de bachilletato en un total de cinco sedes (Chignahuapan, Huauchinango, Tetela de Ocampo, Venustiano Carranza y Zacatlán), porque ¿Cuántos estudiantes tienen conectividad estable, dispositivos adecuados o espacios tranquilos para estudiar?.
La Sierra Norte enfrenta rezagos de infraestructura telefónica, de internet, de electricidad intermitente, condiciones que no se resuelven con buena voluntad ni con plataformas bien diseñadas. Aunque hay que resaltar que las autoridades académicas están monitoreando las clases y atendiendo la problemática en este momento con lo que tienen.
Así que la desgracia debería dejar algo positivo, como la habilitación de centros comunitarios con señal satelital, puntos de acceso seguros, es decir, convertir la crisis en oportunidad de avanzar en modelos de educación que resistan contingencias, que cierren brechas digitales y que se inserten en la realidad rural como una palanca de desarrollo.
La tormenta Jerry ha sido una prueba de estrés para los gobiernos federal, estatal y municipal, así como para las instituciones educativas. No hay margen para ensayos fallidos ni para discursos que no sustenten acciones reales.
Por lo que después de la visita de Claudia Sheinbaum y Alejandro Armenta a las zonas debastadas por las inundaciones, la sociedad tiene derecho a resolver sus dudas, ¿cuántas viviendas serán rehabilitadas? ¿qué rutas se abrirán? ¿cuándo llegan los apoyos? porque la escena pública del regaño debe complementarse con fortalecimiento real.
Ya que de nada sirven los regaños si los recursos siguen atorados, las carreteras bloqueadas y las familias sin techo. Así que si este episodio sirve para que Puebla, Veracruz, Hidalgo y Querétaro, piensen desde abajo cómo articular poder, apoyo y gobernanza en territorios vulnerables, habremos vivido una crisis con al menos un aprendizaje útil.
Pero si termina siendo una anécdota más en el ciclo de tragedias mal atendidas, será otro episodio del desencanto colectivo…