Se nos acercaba el día de muertos y entonces todos como buenos mexicanos estábamos a la espera de poder llevar flores a nuestros fieles difuntos, porque así es la tradición, pero entonces tenemos que las condiciones sanitarias no lo permitieron y lo entendemos y lo respetamos porque somos conscientes que esta pandemia arrasó con todo a su paso.
Las autoridades manifestaron que no era posible que los panteones se abrieran para evitar más contagios y el inminente rebrote por COVID-19; irónico que un sector que aglomera más población como lo es el cine, sí tuviera “luz verde” cuando seguimos en amarillo en el semáforo epidemiológico.
Bajo mi perspectiva, ni el panteón, ni el cine son actividades esenciales, sin embargo la diferencia radica en el costo beneficio que genera la derrama económica de la industria cinematográfica, que pese a que no hay estrenos, genera ingresos.
No hay coherencia en lo que el gobierno del Estado “recomienda” y lo que autoriza, afortunadamente para todos, no hubo demasiado movimiento en la primera semana de reapertura de los cines en la capital poblana, aunque ojo, el nuevo modelo de corrupción es estafar al empresario que ya está autorizado para abrir su negocio y no respeta los horarios establecidos, el límite de personas o el giro para operar, porque efectivamente a las autoridades les quedó como anillo al dedo la pandemia.
Esperemos que las malas decisiones no culminen en un rebrote autorizado por las autoridades que bajo el pretexto de la reactivación económica (pero de sus bolsillos), nos cuesten más vidas de propios y extraños.