Este lunes el presidente Andrés Manuel López Obrador, anunció desde su conferencia matutina, que para el 2023 los mexicanos tendremos un sistema de salud público de los mejores en el mundo, y de verdad que cuánta falta nos hace.
¿Qué me dice del calvario de ir a sacar cita al IMSS o al INSABI?, que de Seguridad Social y de Salud para el Bienestar (como mencionan sus siglas), no tienen nada; parece en cambio que se trata de una desviación de recursos importante, porque nadie se explica, ni sus propios directivos, que tanto dinero no cubra ni el catálogo básico de medicamentos.
Casualidad o no, ayer mismo el titular del INSABI, Juan Antonio Ferrer, fue citado a comparecer ante la Comisión de Seguridad Social de la Cámara de
Diputados, y negó rotundamente haber robado, más de 650 ventiladores y más de un millón 50 mil cubrebocas KN95 y hasta presumió un ahorro de 19 millones de pesos para este año.
Imagínese usted querido lector y lectora, cuánto recurso recibe el sector salud que hasta “les sobra”, sin embargo, Juan Antonio Ferrer reconoció la falta de distribución de los medicamentos, que evidentemente se reflejan en las quejas de la falta de medicamentos desde el más básico, hasta los especializados.
Del otro lado, tenemos al Seguro Social, que al menos en Puebla anda por la calle de la amargura, prometiendo la reconstrucción del hospital de San Alejandro, que según su titular, Zoe Robledo, iniciará el próximo mes de octubre, mientras tanto, el sobrecupo ya rebasa a otros nosocomios conocidos como La Margarita y San José, que aun con múltiples denuncias por las pésimas condiciones de infraestructura y del trato del personal, trabajan como pueden.
López Obrador, tiene una fórmula para el siguiente año, que promete revolucionar uno de los rubros sociales más vulnerables, la salud. Más allá de un cambio en vísperas para las campañas electorales del 2024, esperemos que de verdad nuestro dinero ahora si se vea ejecutado en lo que tiene que reflejarse, no en un par de tenis de 150 mil pesos, ni en una casa en Texas que cuesta un millón de dólares.