AMLO: Perverso, incapaz ¿o ambos?

AMLO: Perverso, incapaz ¿o ambos?

El presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que, si le solicitan bajar las conferencias de prensa mañaneras, por hablar del “partido conservador”, sería un golpe de Estado técnico, porque tiene derecho de manifestación y de informar.

“No podrían hacerlo porque es mi derecho de manifestación, es mi libertad, y eso está por encima de cualquier otra disposición, de cualquier reglamento, no, imagínense, sería un golpe de Estado técnico.” Así justificó el presidente el presentar encuestas durante su conferencia de prensa, violando descaradamente las leyes electorales, que, irónicamente, él mismo promovió cuando se encontraba en la oposición.

AMLO dice que si el INE lo obliga a cumplir la ley es un golpe de Estado. Su idea es simple: él tiene derecho a decir lo que se le pegue la gana, a pasarse la ley por el puente más chaparro y a mentir sin freno. La ley, para acabar pronto, es para sus rivales. Sólo alguien muy limitado cree que cumplir la ley es un golpe de Estado. Golpe de Estado es prolongar el periodo del presidente de la Corte, tomar por asalto la comisión de derechos humanos, pedir juicio político para consejeros del INE, mandar investigar jueces y un largo etcétera.

El problema no es que informe, el problema es cuando y con qué fin lo está haciendo. Por ley no lo puede hacer en época electoral y menos promocionar logros de morena y quejarse del “partido conservador”. Está hablando como líder de partido. El desconocer reglas y leyes no inhibe las sanciones que por ley le impondrán. La investidura presidencial no está exenta de incumplimiento de los mandatos constitucionales ni de las reglas del INE.

El presidente está en campaña y nada ni nadie lo detiene: ni las prohibiciones en la Constitución ni las medidas cautelares del INE. Él sigue en lo suyo, lo que más le gusta y le acomoda, lo que mayores créditos políticos le da. Y así seguirá.
Cada quien escoge con qué quiere auto engañarse. Pero quién no vea en el cambio al periodo de Arturo Zaldívar como presidente de la Suprema Corte un atentado a la democracia y un paso más hacia el autoritarismo va más allá del autoengaño, es cerrar los ojos a propósito.

La razón por la cual López Obrador quiere extender periodo del Ministro Arturo Zaldívar y controlar al Poder Judicial es para amenazar, sancionar, destituir a jueces que pongan un alto al presidente y sus leyes inconstitucionales. Y así construir su propia élite rapaz, al margen de las reglas.

Lo que quiere es un precedente a lo que pretende en 4 años: extender él mismo su mandato, porque no es reelección, y por el tiempo que “el pueblo” quiera. Y si no es por “la ley” será por la fuerza con sus propios votos y sistemas de control, como El Sistema Patria, una nueva estructura de control social en Venezuela. Los venezolanos deben inscribirse en esta plataforma virtual, creada por el Gobierno de Maduro, para el cobro del salario, las ayudas económicas y la recepción de la vacuna contra la COVID-19. Si tomamos en cuenta lo que sucede en Venezuela, entonces tiene todo el sentido la ley que obliga a los usuarios de telefonía celular a entregar sus datos biométricos. El control total de la población parece ser el verdadero objetivo de este gobierno. Habrá que recordarle que es encargado temporal, administrador bajo reglas Constitucionales. Es un mandato, mandatario y no mandante. Es empleado y no monarca y menos dios.

López Obrador se ha comportado como un corrupto con todo y su cuarta transformación desde su incursión en la política, pero sobre todo ahora, viola las leyes y la constitución para beneficio propio. AMLO odia lo que no controla. Los que no dependen de él pueden considerarse sus enemigos. Por eso no le tiembla la mano para condenar a muerte a los médicos que trabajan por su cuenta. Ellos, según el Supremo, son inmorales y no merecen ser vacunados. Él es el dueño de la muerte.

Hoy el río habla de reelección, “revocación”, extensión o cualquier cosa que manipule los tiempos establecidos por ley y cuando el río suena… Las señales están ahí, no dejemos de verlas. Y las señales más claras están en la abrumadora cantidad de mentiras que dice en sus conferencias mañaneras. La cifra es apantallante: en cada mañanera AMLO miente 80 veces en promedio. Existen varias explicaciones posibles: es un mitómano en todo el sentido de la palabra, o es un ignorante que nomás’ habla por hablar, o es alguien que busca engañar a su audiencia. Cualquiera de las tres es peligrosa.

De las 50 ciudades más violentas del mundo 18 están en México y, de pilón, ocupamos los 6 primeros lugares. Las políticas de abrazos y no balazos, la de robe ahora y pague después y el trato VIP a los familiares de los narcos son un éxito. Las ciudades de Celaya, Tijuana, Cd. Juárez, Obregón, Irapuato y Ensenada encabezan el Ranking de las ciudades más peligrosas del mundo.

Mientras tanto el presidente se encuentra en proceso de consolidar su dictadura. Todavía necesita derruir aún más el Estado y la democracia, que todavía le ponen candados. Necesita debilitar aún más a la oposición, a la prensa crítica. Y por supuesto que cada día trabaja en ello.
Algunas veces el presidente puede parecer perverso en sus intenciones, otras veces simplemente incapaz. Lo mismo refleja su equipo de trabajo, una extraña mezcla de ambición desmedida, que raya en la perversidad, como lo demuestra el negar la vacuna contra el COVID-19 a los médicos particulares, o una incapacidad total como lo reflejan las enormes pérdidas económicas en PEMEX.

La realidad podría ser peor todavía, tener un gobierno de gente ambiciosa e incapaz. Pareciera que entregar el poder a López Obrador y sus morenistas ha sido como darle un revolver cargado a un niño, que ahora lo dispara sin ton ni son. La cuarta transformación se parece a un chivo en una cristalería, destruyendo todo, pero sintiéndose el dueño del lugar, rompiendo todo a su paso, pero culpando a aquellos que lo pusieron ahí. Hay que sacar al chivo de la cristalería antes de que termine de destruir lo que queda.