Cuando en el 2018 llegó Morena al poder, nos vendió la ilusión y la falsa esperanza de que México está en vías de convertirse en un país con una mayor igualdad, más justo y libre de corrupción. Sin embargo, los hechos han dibujado una realidad muy distinta y, sin duda esto influirá el próximo 6 de junio cuando el electorado se haga presente en las urnas.
Morena y sus candidatos tienen, en general, tres “propuestas” de campaña, tres argumentos sobre los cuales desarrollan toda su plataforma electoral. Se puede revisar cualquier campaña de Morena y todas están basadas en lo mismo:
1. Vamos bien.
2. No cambiaremos nada.
3. Haremos cualquier cosa que nos pida el señor López.
La mañanera del presidente por fin se descaró, y este lunes apareció convertida en un festival del Día de las Madres. No es broma. Y, además, en el Salón Tesorería de Palacio Nacional. Miren que hay de distractores a distractores, pero esto es el colmo del populismo y la cursilería. La patrañera como le conocen algunos, ahora sí fue un programa de entretenimiento, pagado con nuestros impuestos. Nunca en la historia de este país se habían destinado tantos recursos económicos a entretener a la gente. Qué lejos están los tiempos en qué la aparición de un Presidente de la República era un evento realmente importante, cuando se informaba de lo bueno y lo malo que pasaba en el país. Hoy, solamente se trata de distraer, de entretener, de evadir las preguntas acerca de los problemas del país, se trata de adormilar a sus seguidores, de seguir con la falsa promesa de qué “vamos bien”.
Por si alguien duda que esto es un circo mañanero, ¿no hubiese sido mejor recibir a las madres de personas desaparecidas? ¿o reactivar las instancias infantiles? ¿o mostrar su apoyo a madres de niños con Cáncer? La indolencia y el circo por delante como siempre. Qué pena pensar en un gobierno que gasta recursos para un concierto mañanero, supuestamente para las madres, pero es incapaz de poner un centavo para curar a los niños con cáncer y aliviar la tragedia que es para una mamá ver a sus hijos así.
Para que no se me distraigan con un “concierto”, les recuerdo:
1. Justicia para víctimas del Metro
2. Economía estancada.
3. Violencia récord, 3 mil homicidios al mes.
4. Sólo 7.4% de la población vacunada con esquema completo.
5. Desabasto histórico de medicinas.
Asegura la Universidad de Washington que el número de muertes por COVID-19 en México asciende a 617 Mil Muertes. Esto representa 3 veces el número de muertes que reconoce el gobierno, como ya lo habían denunciado otras investigaciones nacionales e internacionales. El país necesita que se atiendan estos problemas, no que estén entreteniendo a la población.
¿Cuántos muertos cuesta un capricho? Doy un dato del periódico El Universal: el gobierno de López Obrador gastó más en el Tren Maya que en la pandemia. Para ser exacto: 14 pesos al tren por cada peso que se destinó al COVID-19. Si se mueren 600 mil o un millón de personas no es importante, lo que importa es que cumpla su capricho.
Cuando el año pasado los feminicidios aumentaron de forma exponencial, el presidente pedía no hablar de ellos, pedía hablar de la rifa del avión presidencial. Los feminicidios le opacaban su rifa, la realidad opacaba su imagen. Con el accidente de la línea 12 del metro, la mañana siguiente a la tragedia, el presidente quería hablar de timbres postales, no de las víctimas, no del dolor de las personas que, justo a esa hora, vivían un viacrucis por encontrar a sus familiares desaparecidos.
López Obrador, en alguna ocasión, dijo que no entiende la palabra empatía y que se conforma con la simpatía. Le creo. Nunca se presenta en los lugares de la tragedia y los muertos tampoco le importan. Es obvio: los cadáveres y sus familias no le aplauden, no son sus simpatizantes y no votan por su partido.
En México la violencia crece cada día, el homicidio es la principal causa de muerte de personas entre los 15 y 45 años, la edad más productiva del ser humano. Durante el gobierno de Morena, se han quedado sin trabajo y sin ingresos 8 millones de personas, mismas que sobreviven gracias al apoyo de otros miembros de su familia, a las remesas o algún programa social que apenas les permite sobrevivir. Además, durante el 2020 cerca de 15 millones de personas tuvieron que comprar por su cuenta los medicamentos que el gobierno no pudo entregarles, medicinas con las que contaban de forma segura en otros sexenios. Incluso víctimas del accidente de la línea 12 del metro no podían ser intervenidas quirúrgicamente debido a la falta de insumos en los hospitales.
Dicen que “vamos muy bien” pero la inseguridad sigue en aumento, lejos de existir oportunidades de trabajo, se pierden empleos día con día. La inflación crece, ¿ya checaron los precios de las tortillas, el gas, la gasolina, casi todos los productos de la canasta básica? Las mujeres siguen perdiendo libertades y derechos por los que habían luchado décadas, las familias más vulnerables se han quedado sin la oportunidad de darle educación de calidad a sus hijos, la deserción escolar debido a problemas económicos crece día a día.
¿De eso se trataba cuando hablaban de la cuarta transformación del país? ¿Cuánto más están dispuestos a sacrificar quienes nos gobiernan para consolidar su proyecto de nación? ¿Era necesaria tanta muerte y pobreza?
Ningún candidato de Morena se atreve a responder estos cuestionamientos, por el contrario, piden que no se les cuestione, que no se les ataque. Así llegamos a la mitad de esta contienda electoral, con más dudas que certezas, con más preguntas que respuestas. Ni los candidatos de Morena, ni los de oposición logran posicionar entre la ciudadanía un camino real a seguir para salir de todo este caos en que se ha convertido el país.
Se critica, pero no se propone, se imponen las corrientes ideológicas a la razón. Se trivializan las muertes, un país donde ya es “normal” que te asalten, es “normal que haya homicidios, ejecutados, es “normal” que quiebren los negocios y la gente se haga cada vez más pobre.
El líder de palacio Nacional reparte culpas, nunca se responsabiliza, entretiene, crítica, amenaza, parece que está complacido con la situación del país. Dedica más tiempo a victimizarse que a buscar soluciones. Así son sus candidatos, así busca Morena la reelección, apostando a los distractores más que al trabajo, apostando más al culto a la personalidad del presidente que a los resultados de gobierno.
Así llegamos a un proceso electoral desvirtuado, donde llama más la atención la candidata que propone implantes de senos para todas las mujeres, o los insultos de Alfredo Adame. La clase política se ha convertido en artistas del entretenimiento, no en estrategas, no en estadistas. Así llegaremos al 6 de junio, llenos de palabras vacías, candidatos grises y los problemas sociales recrudeciendo.
Nos merecemos muchos más. Salir a votar es nuestra arma, nuestra fuerza. Votemos por resultados, por propuestas, votemos por el futuro, pero votemos, que nadie más que los ciudadanos decidan el futuro de este, nuestro México