En una maleta con cal

En una maleta con cal

En una maleta con cal y sin vida encontraron a la pequeña Isabel de 4 años de edad, la niña que desapareció desde el 11 de julio de este año y que fue encontrada el 17 del mismo mes, pero muerta en la alcaldía Gustavo A. Madero en la Ciudad de México.

Hoy se da a conocer que la pequeña fue abusada sexualmente antes de su asesinato y que su madre, la pareja y la suegra de ésta fueron detenidos por narcomenudeo al encontrar droga en la casa que habitaban tras una revisión posterior al asesinato de Isabel, pese a ser los sospechosos principales de este escalofriante acto, aún no se les responsabiliza por homicidio.

Ya circula en redes sociales que la madre, una mujer de 19 años de edad, presumiblemente está embarazada, espero desde lo más profundo de mi ser que no sea así, de lo contrario, se está condenando a una vida inhumana antes de su nacimiento a otro ser, que no pidió ser engendrado, ni pidió que le toquen por padres a dos asesinos que tuvieron la sangre tan fría como para violar, asesinar y arrojar el cuerpo de un ser inocente a una maleta con cal, tal cual perro atropellado.

Y es que no vamos a poner en tela de juicio la vida de quién vale más, si la del perro o cualquier animal o la de la niña, porque entonces entraría en un tema de crítica social y defensa animal en la que ambas partes van a dar sus puntos de vista y van a defender lo que por ideología consideran más o igualmente valioso.

Aquí lo que hay que poner en tela de juicio es la falta de valores, de sentimientos y de humanidad de una madre que dio vida a una niña, para después arrebatarsela, como si parir nos diera a las mujeres el derecho de decidir sobre la vida de nuestros hijos y de un padre que pese a saber del maltrato del que era objeto su hija, prefirió dejar la responsabilidad de “educar y cuidar” a un sujeto que nada le importaba la vida de la pequeña.

¿En qué momento las madres dejan de ser madres para convertirse en cómplices de la violencia y asesinato de sus hijas? La sociedad se nos está desmoronando en valores y se está acrecentando en consumismo de la porquería; aún pese al feminismo y a las marchas de todas esas mujeres que con violencia piden por las vidas de sus hijas o familiares desaparecidas y muertas, es el género femenino el que les está arrebatando la vida a sus indefensas y pequeñas niñas, son ellas las que justifican a sus parejas para que las maltraten y son también, las que “autorizan” el abuso sexual en su contra a cambio de llenar un vacío existencial no sólo de mente, también de espíritu.

Hoy se suma Isabel a la larga lista de niñas violadas y asesinadas que hay en nuestro país y no, no la secuestró un enfermo mental, ni la violó un depredador sexual y no la asesinó un psicópata, todo ocurrió en su núcleo familiar, donde se supone, cualquier niño debería tener amor, cuidados y protección. Todo ocurrió en el lugar menos esperado y de la gente que nadie se imagina haría algo así ¿Qué nos podemos esperar de cualquier persona entonces? Esta ocasión, el encabezado es una maleta con cal, ruego a Dios, no continúen las notas donde el asesinato hacia los menores es propiciada por quien les dio la vida.