OPINIÓN

Feminicidio en tiempos de pandemia y redes sociales

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Algo muy grave le está ocurriendo a la sociedad o es que ahora a través de las redes sociales, se genera especulación y morbo y entonces todo mundo habla de eso, menos cuando hay pandemia y cuando no hay fotos amarillistas que denigren aún más a la víctima.

En Puebla tenemos el caso número 56 de violencia extrema a la mujer con Michel, la chica de 17 años de edad que fue violada, maniatada, golpeada y abandonada en pésimas condiciones en un drenaje ubicado en la colonia Agua Santa, todo esto a manos del ex novio, al cual la madre de éste, no da crédito a lo que su retoño hizo, pregúntense ¿todo bien en casa?.

Nos hemos topado con el caso de la niña de 7 años Fátima Cecilia, con Ingrid Escamilla de 25 años de edad; ambas mujeres pero con edades, circunstancias, calidad de vida e historia diferente, pero con el mismo final trágico y la opinión pública encima de sus asesinatos porque  sus agresores decidieron que “ya estaban de más” y por supuesto, porque no había aislamiento social por pandemia cuando ocurrieron los lamentables hechos con ellas, pero había evidencias, videos, fotografías y tesmonios desgarradores que literal te hacían pensar que pudo ser tu hija, tu hermana, tu mamá, tu amiga, pero que  gracias a Dios fue otra la desafortunada.

Ahora nos enfrentamos a otro caso de feminicidio, pero con pandemia, lo cual hizo que se desameritara el grave cuadro y que no recibiera el mismo peso mediático y social que con los otros, porque no, no se trata de edad, de posición económica ni de grado académico, se trata del tema de moda y éste es sanitario y político por el momento, entonces no encaja, se sale de los lineamientos.

¿Qué le pasa a la sociedad que justifica una acción tan aberrante? Solo porque Michel decidió desnudarse y enviar una fotografía a quien en su momento era su pareja sentimental, entonces queda claro que la vida privada pasa a ser pública en el momento que siendo mujer, te privan de tu libertad, te violan, te humillan y hasta te quitan la vida, para después exponer conversaciones, fotografías y una relación a la que todos resumen con un “ella se lo buscó”.

“Ella se lo buscó porque si ya no era su novia, para qué aceptó verlo por un par de zapatos de danza”; “Ella se lo buscó por seguir teniendo contacto con él, si ya sabía cómo era” ; “Ella se lo buscó porque le mandaba desnudos, no merecía respeto por eso”, comentarios que se leen en las redes sociales en las que TODOS pasan de ser desconocidos a jueces de alguien que se debate entre la vida y la muerte, gracias al macho que educó la señora que ahora llora en la Fiscalía, porque él no pudo hacer eso, porque en su casa recibió valores, educación y principios y le inculcaron el respeto hacia otras personas.

¿Bajo qué argumento o situación una mujer merece ser vejada? La relación que tenga con su agresor ya se demostró que no importa. Sin embargo, se está ignorando el eje central de la problemática, que es la vulnerabilidad de la mujer y la justificación inexistente de la violencia.

Deberíamos dejar de romantizar la hombría como un tema de índole sexual y que se mide durante ese acto y a la par, incrementar la definición de feminidad a algo que va más allá de lo físico y de la delicadeza.

Simplemente formar seres racionales con una amplitud del respeto por sus semejantes y lo que conlleva cada acto que realizan en la vida de otros.