Hay o no hay resultados

Hay o no hay resultados

Este seis de junio estarán en disputa poco más de 22,000 puestos de elección popular. Si este número se multiplica por la inusual cantidad de partidos políticos, que en algunas partes llega a ser hasta de 15, la cantidad de candidatos ya es el equivalente de una pequeña ciudad. En plena recta final de la contienda electoral, ya hemos visto a candidatos cantar, bailar en las redes sociales, vestirse de botargas, salir de un ataúd como apertura de campaña, vestirse de superhéroes, hacer de sus personas personajes de dibujos animados, y cualquier cantidad de acrobacias que dignas de un circo. En México, la política se ha convertido en un circo de tres pistas, dónde hay tantos malabares, tantas maromas, que se ha perdido la seriedad y el verdadero sentido de la jornada electoral, que es elegir a quienes nos van a representar y dirigir los destinos de nuestros municipios, de nuestras comunidades.

Ya no saturaron de spots en los que los partidos políticos, o todos son un peligro para México o todos son una amenaza y todos son una tragedia. Pero no es por falta de recurso, es por falta de operatividad ante el INE. Los partidos políticos primero descalifican y luego proponen, en el mejor de los casos. Hay candidatos que únicamente se han dedicado a criticar y descalificar, pero no tienen una solo propuesta coherente, especialmente aquellos que buscan la reelección y ante sus nulos resultados, se dedican a evocar al pasado y a tratar de ganar mediante guerra sucia, rumores y toda clase marrullerías con tal de no hacer frente y responder ante la sociedad por sus malos resultados.

En resumen, los partidos políticos, los gobernantes y los representantes populares, nos han decepcionado nuevamente. Este proceso electoral, inició en un ambiente polarizado, crispado con un árbitro electoral descalificado una y otra vez, desde Palacio Nacional, lo cual representa una afrenta a la democracia, porque, recordemos que quienes cuentan los votos, quienes operan las casillas, quienes llegan muy temprano el día de las votaciones, somos los propios ciudadanos. En realidad, el INE somos todos, es la verdadera raíz de nuestra libertad.

Hay que tomar en cuenta la violencia política. Los atentados, asesinatos de candidatos, las amenazas a funcionarios electorales por parte de políticos con afinidad al partido en el poder, ha sido una constante que inició este proceso. Hasta el fin de semana pasado, han asesinado 83 políticos de los cuales, 32 eran aspirantes a una candidatura y nada nos garantiza que, de aquí al 6 de junio, no se sigan observando estas expresiones de violencia.

Las palabras son las armas más poderosas que existen hoy en día. Antes de que se las lleve el viento, pueden engendrar y alimentar resentimiento, rencor, indignación, entre otras emociones que derivan irremediablemente en violencia. Por eso es correcto medir nuestras expresiones, y más aún, cuando se pronuncian desde el poder político, desde un escenario que tiene cada día los ojos y oídos del país pendientes de cualquier cosa que se diga y se presente.

Cualquier persona en una posición de mando, en una posición de poder, tiene entre sus obligaciones, procurar la armonía en cualquier grupo que dirija, máxime si se trata de los destinos de una nación, se tiene el compromiso de buscar la unidad, no la división, se debe buscar el consenso, más no la confrontación. Una sociedad plural y diversa, puede tener diferencias, pero siempre ha de prevalecer el bien común por encima de los intereses individuales. En México el gobernante es quien promueve la división, la polarización como política de Estado.

El discurso de Morena en esta campaña, resulta poco oportuno o intrascendente, causa molestias e incomodidades, sobre todo cuando tratan de justificar sus incontables errores. Los discursos morenistas, que más bien parecen monólogos, no aportan información valiosa, son un monumento a la verborrea y terminan por aburrir o fastidiar al oyente. Este es el actual estilo personal de gobernar y los dichos mañaneros suplantan datos y hechos, los dichos mañaneros se convierten en dogmas, que son repetidos hasta el cansancio por todos los candidatos de Morena.

En general, los políticos afín al gobierno actual, tratan de interferir, de manipular el proceso electoral, para que el ciudadano tenga miedo y no salga votar.   Por el contrario, los ciudadanos tenemos la obligación de salir a votar, a certificar que nuestro voto vale, que ha sido tomado en cuenta, y no ha sido menospreciado o ignorado por un régimen con tendencia a ser autoritario y absolutista.

No se dejen engañar nuestros votos también cuentan y no hay fraude electoral cuando es el ciudadano quien dirige las elecciones. Hemos podido alternar el poder en los últimos períodos. Sobrevivimos al PRI durante 71 años. Después, el voto ciudadano decidió que otra vez por el PAN. Después el voto ciudadano decidió darle el poder a la 4T. Hoy el voto ciudadano va a decidir qué quieres darle la mayoría en sus congresos locales, en los gobiernos municipales, o volver a cambiar, rectificar el rumbo, y buscar la prosperidad y un buen futuro para el país.

Quien busque la reelección, debe rendir cuentas y tener avances. La política es de resultados, no es una religión dónde lo importante es la Fe. No hay lugar para dogmas en la administración pública. Hay o no hay resultados, y claramente este gobierno no los tiene.