En días pasados la Senadora Lilly Téllez dio una muestra de cómo se debe cuestionar y exigir a las autoridades durante la comparecencia del subsecretario Hugo López-Gatell, encargado del manejo de la pandemia por COVID-19. De forma clara, directa y concreta señaló las fallas y exigió las acciones que son necesarias para salvaguardar la salud de los mexicanos.
El resultado del atrevimiento de la Senadora de cuestionar el manejo de la pandemia y exigir resultados, fue una ola de descalificaciones de parte de simpatizantes y funcionarios a fines a la 4T, lo más triste, es que muchas de esas descalificaciones se deban por el género de la Senadora, dejando de lado que lo que dijo en la tribuna, no es otra cosa que la verdad. Esto es, qué a una Senadora de la República, aún diciendo la verdad con cifras del propio gobierno, se le descalifica por el hecho de ser mujer.
Si a la Secretaria de Gobernación o una Senadora de la República, se les descalifica, ignorando sus opiniones, por el hecho de ser mujeres, ¿Cómo esperamos que este Gobierno resuelva temas pendientes como la equidad de género y los feminicidios?
El país debe avanzar dejando atrás vicios del pasado. Este Gobierno, incluyendo al presidente López Obrador, no huele, apesta a las viejas prácticas priistas de los años setentas, al autoritarismo, a la discriminación y un hedor insoportable a machismo.
Estos últimos acontecimientos nos dan una explicación clara del por qué el presidente minimizó y descalificó la marcha de mujeres de marzo pasado. Tenemos un gobierno atrapado en un México que ya no existe, tal vez por eso se cancelaron las estancias infantiles.
En el México del presente se construye el México del futuro. No podemos permitir que las prácticas del pasado destruyan nuestro futuro. El México de hoy es un México de mujeres y hombres que trabajan hombro con hombro para sacar a delante a sus familias. Hay más mujeres con derecho a voto que hombres, hay más mujeres en las universidades que hombres.
Este país se debe construir trabajando todos juntos, con igualdad de oportunidades, con la certeza de que todas las voces serán escuchadas.
No podemos volver a elegir un presidente nada más porque “está guapo”, o es bueno para poner apodos y burlarse de sus adversarios. Tenemos que evaluar las ideas, la forma de pensar, la visión que tengan del futuro. Los políticos que ya tuvieron una oportunidad y no entregaron buenos resultados, debemos hacerlos a un lado, necesitamos un cambio de mentalidad. Este regreso al PRI rancio de los setentas ha costado muy caro al país, pero, sobre todo, a las mujeres trabajadoras mexicanas.
Hay que recalcarlo, hay más votantes mujeres que hombres, las mujeres son la clave para la construcción de un México más justo, así que, señores políticos, escuchen y escuchen bien: Las mujeres son la primera fuerza política en México. Piénsenlo, antes de descalificar sus ideas.