La presidenta con licencia de San Martín Texmelucan, Norma Layón es el símbolo de lo que es la llamada cuarta transformación. La señora presidenta hace alarde de su ignorancia y poco oficio político, se presenta con una soberbia digna de un jeque árabe, haciéndole honor a su apellido, con las formas de una niña caprichosa que al verse descubierta en su ilimitada ineptitud sale huyendo de la realidad para refugiarse con algún cercano en el Ayuntamiento o algún otro de la socialité en Puebla.
En días pasados, la presunta “sugar mommy” de varios miembros de su staff, según versiones de su mismo equipo de trabajo, se presentó por sorpresa en el mercado Domingo Arenas. Con prepotencia caminó por los portales invitando a los locatarios a reducir la exhibición de sus productos, la realidad es que pocos hicieron caso de sus gritos y frases de intimidación, pues la señora, al desconocer el reglamento del mercado, estaba invitando a los locatarios a violar el mismo. Su petición fue carente de toda lógica, pues en tiempos de pandemia, se deben evitar aglomeraciones, y al ser los locales del mercado Domingo Arenas bastante reducidos, se propiciaría que no se respete la sana distancia y se produzcan aglomeraciones. Todo terminó con una precandidata (por segunda vez) que, literalmente, salió huyendo del lugar ante los reclamos. Posteriormente, una comisión por parte de los locatarios del mercado acudió al Ayuntamiento para ratificar los acuerdos que ya existían desde hace años. Al final, la señora Layón solamente creó malestar y rechazo por parte de los comerciantes, y deterioró, de paso, la ya de por sí pésima imagen que tiene.
La señora precandidata Layón, aprovecha cualquier espacio para mostrarse como la todopoderosa mandamás de esa ciudad. Con mucha frecuencia asiste a un restaurant ubicado sobre la avenida Libertad norte, famoso por sus jardines y pavoreales, donde la ahora edil con licencia se ha convertido en parte de la decoración y desde ahí también hace acuerdos con “Manu”, el esbirro de la entrega pasada, quien lleva las órdenes de aquella que se siente la emperatriz Carlota, solamente que sin su Maximiliano. Siempre rodeada de sus parientes y aplaudidores, solamente falta que quiera poner una placa en el lugar que diga: “En este lugar, durante su próspero reinado, la emperatriz Norma Layón degustaba sus alimentos y daba órdenes a sus fieles súbditos”, esto en ausencia de las placas que no ha colocado por inauguración de Obra Pública, por ejemplo y ante eso, en algún sitio debe quedar plasmado su nombre y qué mejor que en donde más pasa el tiempo.
El hambre de poder de la señora presidenta llega al punto de cometer crímenes electorales, como lo hizo durante el arranque del registro de la jornada de vacunación contra el COVID-19, donde Layón Aarún se presentó como la salvadora del pueblo, dando el banderazo de salida al registro de asistentes. En una estampa clásica de la cuarta transformación, la señora Layón lucra políticamente con la desesperación de los ciudadanos por proteger a las personas de la tercera edad. La señora piensa que los ciudadanos desconocen que es un derecho constitucional el ser vacunados, que ni el Ayuntamiento, ni el Gobierno del Estado tienen injerencia directa en la vacunación, algo que sí tienen los ciudadanos, pues las vacunas son compradas, transportadas y aplicadas con el dinero de sus impuestos. La señora Layón no tiene ningún derecho de colgarse la medalla de la vacunación, como tampoco lo tiene ningún político, y mucho menos en tiempos electorales, entiendanlo de una vez, no es un favor del gobierno a su pueblo; es una obligación.
Cuando los miembros de la 4T, como lo es Norma Layón, decían que no eran iguales a los anteriores, estaban en lo cierto, no son iguales, son mucho peores. Ya de por sí el municipio, desde los tiempos de Rafael Núñez, comenzó a ser noticia a nivel nacional por la cantidad de ejecutados, por la descarada sustracción de gas y diésel en la región. Ahora también es noticia por la cantidad de muertes derivadas de la pandemia que vivimos, donde, como dice el presidente Andrés Manuel López Obrador, la pandemia le llegó como anillo al dedo a la señora, pues el incinerador de cadáveres de su propiedad lleva ya casi un año trabajando sin parar, contaminando y causando molestia entre los habitantes de la zona, pero eso no saldrá publicado como los boletines de prensa del ayuntamiento, mismos que dicen todo y no dicen nada.
Al huachicol, huachigas, encobijados, embolsados, desaparecidos, ejecutados en vía pública, a la policía de tránsito famosa a nivel nacional por la descarada forma en que extorsionan a los conductores que llegan de visita o van de paso por el municipio, a la infame forma de manejar el tianguis, al terror que sienten los ciudadanos no solamente a ser asaltados por delincuentes, sino por la policía misma, ahora se revela que el impresionante aumento a los robos de vehículos, podría estar relacionado a una famosa agencia de autos ubicada frente al Fraccionamiento “La Vista”, ubicado en la zona Angelópolis de la ciudad de Puebla, que, casualmente, es propiedad de uno de los hermanos de Norma Layón, esto según investigaciones periodísticas recientes.
Este gobierno de quinta, que se hace llamar cuarta transformación está plagado de amiguismo. Trascendió que toda la familia y allegados a Norma Layón, aprovecharon la jornada de vacunación para aplicarse la vacuna. No importó que haya médicos, enfermeras, camilleros, gente que atiende a enfermos sin vacuna, todo aquel que es grato a la 4T, y específicamente a Norma Layón, fue vacunado junto con sus familias. Por esa razón se veía al célebre José Galindo Yamak muy sonriente durante el registro, pues su “tía”, como él la llama, ya había autorizado su vacunación, junto con toda su familia.
Los texmeluquenses están hartos de tener miedo, se dice, con mucha tristeza, que ya no se sabe si se le tiene más miedo al policía o al delincuente. Los policías descaradamente pasan pidiendo “para el refresco” en todos los negocios, obviamente si no se les da lo que piden, su negocio quedará “desprotegido” y casualmente será asaltado. Ya no hay denuncias porque es algo obsoleto. En San Martín Texmelucan ya no existe el Estado de Derecho, existe una inseguridad como nunca antes se había visto, una corrupción de parte de todo el gobierno municipal que no tiene precedente alguno, la economía está devastada.
Esta situación sí tiene a alguien responsable, el crimen y la corrupción sí tienen nombre y apellido y este es Norma Layón. Si la alcaldesa piensa que los texmeluquenses son ignorantes y manipulables, se va a topar con pared, porque este está catalogado por ellos, como el peor gobierno en la historia de ese municipio, y se le va a hacer saber en las urnas que un día despertó con la ocurrencia de que podía ser una buena presidenta. Debería disculparse y, de una vez, dejar el cargo a alguien capaz de resolver los problemas de inseguridad que cada vez son más intensos.
Y dicho sea de paso, que no deje a sus amiguitas en el poder. Lorena Migoya Mastretta ahora encargada del municipio, tras la licencia de Norma Layón para buscar la reelección, es otra que no tiene la menor idea de lo que es, de lo que significa gobernar un municipio tan complejo como San Martín Texmelucan, su único mérito es ser una cercana a Norma Layón y que la suplente de la presidenta, Lizeth Reynoso Naveja, no aceptara el cargo porque ocuparía una regiduria en caso de que Norma Layón, gane la reelección.