OPINIÓN

La salud puede esperar pero la necedad no…

Dicen que la salud es lo más importante en la vida, porque sin salud no hay vida, no hay NADA.

¿Cómo le hacemos entender esto a aquellos ciudadanos que desafían a un virus propagado a nivel mundial?

Si bien no tenemos al mejor de los gobiernos ni el mejor plan económico ni de salud para hacer frente a una pandemia como la del Covid-19 ¿por qué no hacer caso a las recomendaciones de los que se supone son los que saben?

¿Por qué nos gusta desafiar al peligro y jugarnos un volado con nuestra propia salud y la de quienes nos rodean? Aquí me incluyo porque sí, bajo el pretexto de un aburrimiento prolongado, busco salir a la calle a comprar el chicle que no quiero, solo para que no se me olvide el mundo exterior y para corroborar que si afuera hay personas entonces ¿por qué yo no debo salir? Mis chicharrones también deben tronar…

Es como un “a ver quién aguanta más” y el primero que haga caso a las recomendaciones pierde por obediente, ¿irónico no?

Hay quienes preguntan ¿entonces de qué vamos a vivir? ¿quién nos va a mantener? o comemos o nos encerramos porque las deudas no se pagan solas… ¡Correcto!

Sin embargo, no me refiero a quienes en verdad salen a trabajar porque no les queda de otra, porque esas personas probablemente preferirían estar en casa, empezando por los que laboran para el sector salud; me refiero a aquellos que para celebrar el día del niño, hacen largas y largas filas para comprarle la pizza a sus hijos; aquellos que armaron la “cascarita” para no aburrirse el fin de semana; aquellos otros que creen que porque ya llegamos al nivel más alto de contagios “ya no les va a tocar” y salen a pasear aunque todo esté cerrado, porque su casa ya los asfixió, porque el niño está de malas, porque ya no aguantan a la esposa o esposo, porque necesitan salir a demostrar que nadie les puede decir que sí y que no hacer.

Cuando de salud se trata, cada quien es responsable de las decisiones que toma por su cuerpo, pero cuando hablamos de una problema colectivo, lo que hagas mal tú o yo, nos afecta a todos.

Esta es la primera vez en la historia de la humanidad en la que podemos salvar el mundo quedándonos en casa y no haciendo absolutamente nada.

¡No lo arruinemos!