El presidente Andrés Manuel López Obrador sigue en cuarentena en Palacio Nacional, pero se siguen observando diferentes indicios de su proyecto político electoral que se avecina, entre ellos, la oportuna detención de Mario Marín.
Además del tema electoral, recientemente se envió una iniciativa “preferente” al Congreso de la Unión, esta iniciativa impacta directamente al sector eléctrico. Esta iniciativa, de ser aprobada, tendría muchísimos efectos en los ámbitos económico, energético e internacional. Se escucharon muchas críticas acerca de las consecuencias que esta reforma podría tener. Pero lo que llama poderosamente la atención, es el carácter profundamente ideológico de la iniciativa.
Cuando se lee la exposición de los motivos de esta propuesta de Ley, lo que se entiende es que esta propuesta no está fundamentada en la experiencia internacional, que tiene un mapa de la condición del sector energético, que registra las discusiones contemporáneas en el mundo y que en ese sentido da una propuesta concreta para resolver los problemas que existen en el sector eléctrico.
Lo que se puede percibir inmediatamente al leer esta iniciativa es un lenguaje profundamente ideológico, donde se habla de “echar atrás las propuestas neoliberales y del neoporfirismo”, esto para poder recuperar el mando del Estado en el sector eléctrico.
Esta iniciativa busca claramente recuperar el monopolio del Estado como proveedor de energía eléctrica. Se observa claramente que se ignoraron las consecuencias que los monopolios tienen en el bolsillo de los consumidores, pues al no existir otros proveedores, estás obligado a pagar por el servicio eléctrico lo que te pidan. Esta iniciativa también ignora por completo el tema ambiental. El mundo está muy preocupado por el cambio climático, todos los días observamos climas extremos, muy frío en las mañanas, mucho calor al medio día. Esta iniciativa promueve el uso del carbón y descarta a las llamadas energías limpias.
En la convicción de los ideólogos de esta reforma, toda la tecnología de las energías limpias es, en realidad, una farsa para permitir la corrupción de las grandes empresas beneficiarias del neoliberalismo. Esto se entiende como que, si al gobierno de la 4T le conviene beneficiar al compadre de Manuel Bartlett dueño de las minas de carbón, así se hará, aunque se destruya el medio ambiente y se tenga que detener a Mario Marín “el Gober Precioso” para que como siempre, estemos entretenidos mediaticamente mientras que ellos logran sus compromisos de campaña con sus compas.
El mensaje que manda el presidente con esta iniciativa es simple: Bartlett primero. No importa si se violan los tratados internacionales, no importa si se destruye el medio ambiente, no importa si aumenta exponencialmente lo que los consumidores tendrán que pagar en su recibo de luz, no importa si se está violando la Ley y no importa que su actual Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, haya exonerado de todo delito a Mario Marín en 2007 cuando era Magistrada en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, otorgando sólo una disculpa a la periodista Lydia Cacho, víctima de tortura y secuestro delnex gobernador poblano.
Esta iniciativa va a provocar el enfrentamiento del Gobierno mexicano con los empresarios, no solamente de este país, sino de todo el mundo. Va a provocar el enfrentamiento con el Gobierno de Joe Biden. Pero lo que llama más la atención es la aparición de una palabra que causa pánico a nivel internacional: expropiación.
Se puede considerar que esta iniciativa es la nacionalización del sector eléctrico, pues se le quitando a los empresarios el derecho de seguir compitiendo a partir de contratos que son legítimos y legales. No a favor de los compromisos que tenga Andrés Manuel López Obrador con el impresentable Manuel Bartlett Díaz.