¿Para quién gobierna López Obrador?

Hay quienes piensan, ingenuamente, que el simbólico saludo de Andrés Manuel López Obrador a la señora María Consuelo Loera Pérez, madre de Archivaldo Guzmán Loera, mejor conocido como Joaquín “El Chapo” Guzmán, el capo sinaloense líder del Cártel de Sinaloa, fue magnificado por la prensa y no representaba mayor significado que el anecdótico. Parece ser que no es así.

En las últimas semanas, el Poder Legislativo ha estado trabajando a marchas forzadas para hacer reformas y aprobar leyes que parecen tener dedicatoria y un etiquetado especial. Primero, se aprobó el uso y posesión de la mariguana, existen estudios que indican que el 80% de la ahora legal hierba verde, provienen del mismo Cártel de Sinaloa.
Después, el Senador zacatecano Ricardo Monreal, que presuntamente, ha tenido vínculos con el mismo Cártel de Sinaloa, promueve una reforma a la Ley del Banco de México que, no solamente viola su soberanía, sino que lo convierte en una vía fácil para el lavado de dinero, al obligarlo a recibir todos los dólares. La iniciativa que pretende modificar la Ley de Banco de México abrirá la puerta a que se incorporen a las reservas internacionales dólares de procedencia ilícita, esto es, se autoriza comprar dólares en efectivo sin preguntar su procedencia.

El peligro que esto representa para el sistema financiero mexicano es enorme, pues obliga al Banco de México a convertirse en receptor de dólares de dudosa procedencia. Mientras el resto del mundo lucha incesablemente contra el crimen organizado, en México se convierte al Banco Central en un aliado para el lavado de dinero.

En la Cámara de Diputados, se aprueban cambios a la Ley de Seguridad Nacional para limitar acciones de agentes extranjeros.  Los cambios a la Ley de Seguridad Nacional parecen berrinche contra la DEA, por la detención de Cienfuegos. Este no es un mensaje de cooperación por parte del Gobierno Mexicano, y sí podría ser interpretado como una medida de protección contra la posible detención de otros personajes ligados al crimen organizado.

Cuando el presidente López Obrador dijo, muy orgulloso, en la conferencia de prensa de la mañana que él había ordenado la liberación de Ovidio Guzmán, para evitar una masacre, el mensaje que realmente estaba enviando era un “hay acuerdos”. Después, saludó de mano a la abuela del propio Ovidio, mientras inauguraba una carretera que principalmente beneficia a la propia familia Guzmán. En otra “mañanera”, se disculpó por decirle “chapo” Guzmán al líder del Cártel de Sinaloa y se refirió a el como “el señor Guzmán”.

En suma, parece ser que efectivamente hay un compromiso muy grande por parte del ejecutivo para con el Cártel de Sinaloa. Si necesita vender su producto, bueno pues se legaliza la mariguana. Si necesita lavar su dinero, bueno pues le quitamos autonomía al Banco de México para que reciba todos los dólares en efectivo que se requieran. Si la DEA tiene agentes encubiertos que podrían recabar pruebas para encarcelar a miembros del Cártel, pues entonces se legisla para limitar sus operaciones y hacer más difícil que puedan inculpar a algún narcotraficante.

Algo que llama poderosamente la atención es la velocidad con la que se están realizando las reformas y promulgando las nuevas leyes, pareciera ser que el actual régimen tiene mucha prisa por sacar algunos compromisos, parece que tienen miedo de perder la mayoría en el poder Legislativo.

Si ven riesgo de perder la Cámara de Diputados, en el gobierno y en Morena pensarán que es su última oportunidad para legislar sin freno. Se van a desbocar. Nuestros legisladores tienen mucha creatividad, y algunos representan intereses inconfesables. Además, muchos legisladores o no entienden el costo para el país de sus ocurrencias o simplemente no les importa, mientras les sea políticamente rentable.

La confianza que se tiene en este Gobierno esta siendo seriamente mermada, no solamente por los mexicanos, sino por el mundo entero. Estas acciones son propias de un Narco-Estado, un Gobierno que vela por los intereses del crimen organizado por encima de los de la población en general.
Si con esta velocidad hubieran legislado el manejo de la pandemia, no tuviéramos que llorar por los cientos de miles de mexicanos muertos. Si con esta pasión hubieran manejado los apoyos económicos a la micro, pequeña y mediana empresa, no tendríamos una crisis económica tan profunda. Si de esta forma se hubiera combatido la corrupción, no nos avergonzaríamos como mexicanos por haber elegido a una familia que parece protagonista, precisamente, de una serie de narcotráfico.