El fin de semana nos mandaron a entretenernos y a conformarnos con la novedad de que los papás del bebé hallado en un basurero en el penal de San Miguel ya estaban en la Fiscalía General del Estado tratando de identificar el cuerpo de su hijo que había sido enterrado el 5 de enero en un panteón de Iztapalapa debido a que falleció por problemas gastrointestinales y que tras acudir a su tumba y no hallarlo, decidieron acudir a Puebla, donde había un bebé con las características de su pequeño fallecido.
Para el domingo ya teníamos la postura del fiscal, Gilberto Higuera Bernal, leyendo el teleprompter donde mencionó lo que siempre se dice en esos casos: “continúan las investigaciones”, es decir, nos dejaron como al principio de toda esta película de terror, solo que ahora el bebé ya tiene nombre y es Mateo, un papá, una mamá y una causa de muerte.
Este lunes arrancamos semana con otro episodio de lo que yo llamaría “El curioso caso de Tadeo”, una película de terror que seguramente se llevaría el Oscar al mejor reparto y guión, por el nivel de actores y papeles interpretados, así como por la trama que además de terror nos dejó en suspenso.
¿Quién sacó a Tadeo de su tumba?, ¿Quién lo introdujo al penal de San Miguel?, ¿Quién lo dejó en el basurero?, ¿Por qué tenía sangre aparentemente fresca en su ropita si llevaba días muerto?, ¿Por qué la necropsia de la FGE arrojó que murió estrangulado? y ¿Por qué aún no pueden esclarecer el móvil?
Por si fuera poco, también empezamos la semana con que por fin hay responsables detenidos por este espeluznante hecho, en primer lugar el director del penal, Jaime Mendoza Bon y 22 personas más, así como el despido de Rogelio López Maya, titular de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, al que ya se le vincula con el crimen organizado o como el personaje que va a pagar la cara factura de este curioso caso, que además no convence.
En otro orden de ideas, pero en el que también seguimos a la espera de las respuestas, es en el del supuesto suicidio de Sergio N., ex escolta del gobernador Miguel Barbosa, en el que todo parece indicar que ya recibió “carpetazo” y que al igual que en el caso del niño Tadeo, el muerto es lo que menos importa en la historia, sino los daños colaterales que puede traer esclarecer los hechos, por esa razón es más fácil montarse un show que decir la verdad, porque en Puebla es más fácil que te detengan por vender calcetas que por ingresar a un penal con un bebé muerto.
Lo que sucedió ayer, es el reflejo de servidores públicos podridos, en donde conformarnos y darnos por “bien servidos” no justifica ni resuelve el pésimo papel de las autoridades, ni la corrupción de los penales, porque aún seguimos teniendo por respuesta las preguntas que las mismas autoridades se hacen.