Tirar a matar y controlar a la prensa, las virtudes de Barbosa Huerta
Algo raro está pasando en la Policía Estatal de Puebla, donde no sólo tiran a matar y además pagan justos por pecadores en el “cumplimiento de su deber”, pues su deber es dar seguridad y protección a la población, más no, lucrar portando un uniforme para escandalizar a los ciudadanos.
¿En qué condiciones puede disparar un policía o elemento de seguridad?
Bien, el uso de armas de fuego solamente se debe realizar cuando sea estrictamente necesario proteger una vida; al menos eso es lo que hacen creer en los entrenamientos que reciben los policías que están habilitados para portar armas.
En el primer episodio tenemos lo ocurrido este martes 28 de abril en San Martín Texmelucan, donde un uniformado disparó a la cabeza de un joven que presuntamente intentó darse a la fuga cuando lo interrogaban en una revisión, iniciándose así, una persecución que finalmente acabó en la muerte de esta persona y cuyo cuerpo fue entregado a los familiares 40 horas después del incidente.
Pero eso no es todo, este miércoles, la Secretaría de Seguridad Pública, comunicó que no fue una bala lo que le quitó la vida al hoy occiso, sino que en su peritaje, éste cayó al río y se ahogó, porque claro ¿Cómo explicarán que no tenían motivos suficientes para jalarle al gatillo y matar por matar? Independientemente de que fuera o no pariente de quien usted guste y mande.
En el segundo punto tenemos la también pasada persecución de los elementos de seguridad a narcomenudistas en la unidad habitacional La Margarita en la capital poblana, donde atropellaron a un menor de 12 años cuando circulaban en sentido contrario por la entrada principal de la unidad y claro está que eso no a cualquiera le pasa.
Simplificando los dos sucesos y a grandes razgos, en ambos, se hizo presente el repudio social hacia una policía que no está siendo operada con la razón y sí por las órdenes de un gobernador que a todas luces quiere ser nota nacional y no por bueno, sino por autoritario, palabras destacadas por el mismo Andrés Manuel López Obrador.
Pues cerrar los accesos de un municipio por un grupo de personas que pedían la explicación de por qué y cómo es que decidieron quitarle la vida a una persona y bandalizar una patrulla por cerca de un centenar de personas enardecidas por los actos nada heroicos de los que los cuidan, no es algo que se vea todos los días y menos con pocas horas de diferencia entre un suceso y otro.
Y es que las declaraciones del presidente de la República se dieron luego de que el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, hiciera la “petición” a su directora de Comunicación Social, Verónica Vélez Macuil, para que los medios de comunicación le hablen bonito y no le hagan preguntas “golpeadas” que alteren su sensibilidad política, esto ante las preguntas de un reportero que incomodaron al mandatario estatal.
Entonces tenemos un gobernador que además de autoritario es delicado en temas mediáticos, pues quiere hacer las cosas mal pero que la prensa las publique bien o de lo contrario se enoja y se enoja mucho.